Ana Cristina fue localizada sin vida en Puebla, el mismo día que fue reportada como desaparecida

El viernes 4 de julio, lo que comenzó como una ficha de búsqueda urgente terminó en tragedia. Ese mismo día, Ana Cristina Silva Santiago fue encontrada sin vida en una zona de terracería, a un costado del Periférico Ecológico, en la ciudad de Puebla. Su cuerpo, envuelto en cobijas y con visibles huellas de violencia, fue descubierto por un vecino que transitaba por el área conocida como colonia Excursionista, cerca del bulevar Francisco Javier Clavijero. 

Fue el propio testigo quien, al notar un bulto con forma humana, dio aviso inmediato al número de emergencias. Elementos de la policía municipal llegaron primero al sitio, confirmaron que se trataba de una mujer y notificaron a la Fiscalía General del Estado. Poco después, el área fue asegurada por agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, mientras personal forense se hacía cargo del levantamiento del cuerpo.

La víctima vestía un pantalón de mezclilla azul claro y calzaba tenis blancos. En ese momento, su identidad era aún desconocida.

Conforme avanzaron las diligencias, sus familiares se presentaron ante el Servicio Médico Forense, donde confirmaron lo que más temían: se trataba de Ana Cristina, una joven que había salido de su domicilio en la colonia Ex Rancho Vaquerías y no había vuelto.

Su desaparición se reportó oficialmente la mañana de ese mismo viernes y la alerta comenzó a difundirse en redes sociales gracias a su prima Regina, vocalista de la agrupación “Los Papis Rasiete”, quien utilizó sus plataformas para amplificar la búsqueda. Horas después, fue ella misma quien confirmó públicamente que Ana Cristina había sido localizada sin vida, mediante un mensaje breve pero doloroso: “Ya fue localizada, lamentablemente sin vida”.

El caso fue turnado a la Fiscalía Especializada en Investigación de Feminicidios, que ya inició las indagatorias correspondientes, aunque hasta el momento no se han dado a conocer avances sobre posibles responsables o líneas de investigación.

Ana Cristina tenía una cicatriz por cesárea y un perfil físico que coincidía con la descripción de la ficha emitida esa misma tarde: delgada, cabello largo y negro. Su historia se suma a una lista cada vez más alarmante de mujeres que desaparecen y son encontradas sin vida en Puebla, un estado que sigue acumulando casos de feminicidio sin respuestas claras para las familias.